NO RECOMENDADO A MENORES DE 13 AÑOS (Bueno, mejor 18, vamos a curarnos en salud)


Advertencia: Las historias aquí descritas pueden herir su sensibilidad y causar traumas irreversibles

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XIII "Badaboom"


Dedicado a Arancha :)



El cielo estaba despejado, no había ninguna nube a kilómetros a la redonda, al salir el sol el valle se iluminó mostrándose en todo su esplendor, los pajarillos comenzaron a cantar y los animalillos silvestres salían de sus madrigueras. Los primeros rayos de sol alcanzaron la fachada de Hogwarts en un santiamén y se adentraron por las ventanas iluminando el interior, despertando a más de un perezoso que todavía había salido de la cama, después de largas horas buscando al supuesto asesino que se ocultaba bajo una manta.
En el alfeizar de una de las ventanas había una extraña lente, se trataba de una enorme lupa que abandonada a su suerte, golpeada y derribada por los espasmos de un hombre antes de su muerte, había rodado hasta ese rincón donde ya nadie se preocupó del bellísimo objeto. Ahora, un rallo de luz incidía en mitad de la lente y al atravesarla resurgía con la potencia de un rallo fatídico que apuntaba hacia el interior de aquella habitación como si fuese el dedo de un Dios.

Gerardo despertó dolorido, tenía el culo magullao y la cabeza le daba vueltas. No sabía donde estaba, aparte que no se veía un pijo porque estaba todo la mar de oscuro. A tientas, apoyando sus manos en una misteriosa pared, rugosa como la cara de un adolescente con acné, avanzó a paso tortuga hacia donde creyó ver algo de luz. Mientras tanto, repasaba mentalmente la segunda peli de Harry Potter, en la que el joven mago acababa encontrando la misteriosa cámara de los secretos donde un monstruo la mar de feo le estaba esperando pa joderle.
Gerardo, no podía más que estar preocupao y muertito miedo, no sabía que había sido de su mantica, tenía las gafas con más rayas que la encimera del lavabo de la “Coliseum” y un dedico mierda harto grueso, además no contaba con más arma que su ingenio, así que no pudo más que rezar porque allí no hubiese ningún monstruo que quisiera darle por culo.

Mientras tanto, treinta metros sobre el cebollón de Gerardo, un rayo de luz incidía en un grueso volumen, se trataba de un libro muy antiguo, un libro en el que podían encontrarse los grandes secretos de la alquimia. Ese libro había pertenecido a grandes magos, curiosos médicos e inteligentísimos químicos que lo habían leído y releído a lo largo de la historia y que lo habían usado mientras realizaban sus extraños experimentos, quizás por eso en aquellas hojas de papiro quedaban restos apenas visibles de azufre, restos de salitre o restos de saliva de viejo entre muchos otros. Uno solo de esos ingredientes hubiesen bastado para que la chispa surgiese, la combinación de todos, simplemente, hizo que sucediera todo mucho más rápido. La llama surgió espontánea y no tardó ni un momento en devorar aquel libro ni en extenderse hacía los otros tantos libros, y objetos que había en aquella habitación. Y en cuestión de un momento las llamas alcanzarían aquel objeto, según Gerardo: similar a un robotejo de cocina de última generación.

La luz que al principio era chiquitita, chiquitita, ahora era totalmente visible hasta para el miope de Gerardo, después de todo iba a conseguir salvar su culo de la ferocidad de la turba que horas antes había tratado de atraparlo acusándolo injustamente de asesinato.
El lugar donde se encontraba tenía pinta de haber sido una antigua bodega, quizás un casino ilegal durante el Franquismo o Dios sabe qué. Había numerosas barricas de vino cubiertas de una gruesa capa de polvo, al igual que numerosas botellas que a saber que coña contenían. Sobre las mesas había una ruleta destartalada y tapetes de esos para jugar a las cartas, y la de cosicas que hubiese visto Gerardo de no ser por la alergia que le daba el polvo. Al primer estornudo liberó una cantidad de mocazo tal, que hubiese bastado para llenar hasta el borde una de aquellas viejas botellas. Se limpió los restos de moco con el dorso de la mano y después se lo restregó en el pantalón. Después continúo andando hacia la luz, el camino era cuesta arriba y la mar de cansado, al cabo de unos minutejos y una escalada tope peligrosa, alcanzó lo que parecía un cubículo con olor a truño, la luz entraba a través de una rendija encima de una puertecica. Al abrir esta y ver la luz casí se queda ciego, se encontraba para su sorpresa en medio del bosque, una vez fuera del cubículo se percató de que había salido a través de una letrina portátil de esas que ponen pa Sanfermines, se trataba pues de una salida secreta la mar de original y discreta según él. Se fijó en que se encontraba en la misma linde del bosque y que desde allí se divisaba Hogwarts con todo detalle.
Mirando de nuevo hacia la curiosa escuela pensó en todos los momentos buenos que había pasado allí dentro en el poco tiempo que había durado su estancia, pensó también en la de amigos que iba a dejar allí, niños y niñas sonrientes, en el fondo pese a todo lo ocurrido en las últimas horas, casi todos más buenos que un coro de ángeles celestiales y ante todo seres inocentes, en su mayoría provenientes de humildes familias y con un futuro incierto.

¡¡BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!!

La potente explosión y la onda expansiva lo mandaron a tomar por culo de lejos. Al menos, un zarzal amortiguó la caída, cuando consiguió levantarse todavía le pitaban los oídos pero mogollón, como si se le hubiese metido un abejorro histérico dentro.
Una imponente columna de humo delataba el lugar donde tan solo unos minutos antes había deambulado, se fijó en que Hogwarts había quedado reducido a un montón de escombros y se preguntó si sus amigos se encontrarían bien, anduvo hacia allí, esperando encontrarlos de un momento a otro pero cuando vio que lo único que quedaba de sus compañeros y amigos era apenas unos restos humanos irreconocibles cayó pal suelo desmayao como una fan de Bisbal en primera línea de concierto.

Un tiempo después:

Gerardo Putas había soñado, cientos, miles de veces, que subiría a un avión. Cuando los veía surcando el cielo desde la minúscula ventana de la caravana de sus agüelos se preguntaba cuan alto volarían y lo chiquitico, chiquitico, chiquitico que se tendría que ver todo desde allí arriba porque debían volar más alto que la torre del campanario de la iglesia del barrio.
Ahora que iba de pasajero en uno de ellos se arrepentía de haber soñado con tanto fervor que algún día montaría en uno.
Junto con Haris, había sido el único superviviente de una tragedia que conmovió al país entero, de hecho se declararon tres días de luto oficial y dio comienzo una investigación la mar de cara que tenía como único fin descubrir a toda costa cual había sido la causa de aquella extraña explosión. Cuando las autoridades lo encontraron allí sentadito junto al lugar de la tragedia y le interrogaron sobre lo que había pasado, él se limitó a contestarles con su recién aprendida mentira que ya le salía la mar de bien, cruzando los dedicos con disimulo, Estaba cagando les dijo señalando la letrina de la que horas antes había salido. Por lo visto aquel túnel que se adentraba en el colegio se había derrumbado con la explosión y la letrina había salido despedida como un cohete a reacción y había acabado en la copa de un maldroño, de ahí que las autoridades alucinaran con la respuesta de aquel engendrillo medio disminuido.
A sus agüelos no les hizo ninguna gracia lo de su vuelta, cuando se lo comunicaron por teléfono amenazaron con suicidarse y todo, pero era eso o la cárcel por abandono.
Haris, por su parte, había perdido los brazos y las piernas pero por lo demás estaba bien, le salvó que cuando la explosión estaba entre una cerda preñada y una cabrilla dentro de los establos, pero eso se lo guardo para él.

Ahora, subido en aquel avión que le tendría que llevar hasta su antiguo hogar, Gerardo estaba mareao perdido y las pobres azafatas ya no sabían de donde sacar más bolsas para que aquel niño gordinflón con cara Bartolo echara la pota. Para más inri, estaba encajonao en una fila de tres asientos entre un chuchumeco obeso que olía a culo de mona en celo y una jovenzana rubia mega-choni de extraradio que debía estar preñada lo menos de cincuenta bebes porque parecía un globo aerostático la condenada.
El gorinflas, que dijo llamarse Hugo, le quiso ofrecer algo de comida para que se le estabilizara el estomago, pero a Gerardo que estaba malísimo de la muerte, tanto las alitas de pollo refritito hasta los frijoles con enchilada le daban unas arcadas que paqué.
La preñada le tapaba la ventanilla por lo que no podía sacar la cabezica para que le diera el aire y para admirar el paisaje que había bajos sus pieses, y encima la música que sonaba en su ipod lo hacía a todo volumen, lo peor es que la tía estaba torturándose los oídos con los grandes éxitos del “Canto del loco” berridos y desentonos que ponían nerviosico perdido a cualquiera con un poco de buen gusto y a él en particular. Necesitaba moverse como fuera o le iba a dar un patatús así que escaló al gordo como pudo y salió al pasillo a cotillear.
En los asientos de atrás había un par de chinos a los que no entendía ni papa y al fondo, en un riconcico, abandonao como un ex-dictador con alzheimer, había un viejuno calvo en silla ruedas, se le veía más triste que un hebreo vendiendo entradas pa visitar “Auchvich”. También había un chulipandi melenudo con cara de sobrao y una mozalveta pecosa que estaba reguena y que le serviría de ahora en adelante como musa durante sus desvelos, se fijó en que estaba esposada y en que el tipejo de al lao lucía una sonrisa funcionario que lo delataba como policía o funcionario prisiones o algo asín, bien pagao y con moscosos.
De estas que de repente le empezó a picar el aujerico del culo, señal inequívoca de que se estaba cagando, así que fue directo pa el baño. Por desgracia estaba ocupado así que habría que joderse. Justo enfrente había una puertica diminuta con una palanquica roja que ponía “Push Only emergency”, lo malo que no sabía francés. Se cagaba mucho, muchísimo así que pensó en abrir la puertica y sacar el culamen fuera con el máximo disimulo, si echó el truño rapidico nadie se va enterar se dijo a si mismo mientras se acercaba pa la puerta. Iba a hacerlo cuando de repente escuchó un ruido muy, muy desagradable que provenía del interior del cuarto de baño. Sonaba algo así como Agggg, agggggg, aaaggggggggggg. Le pareció muy muy mal que mientras que él se estaba cagando encima malamente algún soguarro se estuviese haciendo una manolilla allí dentro.


- - Azafataaaaaaaa – gritó con todas sus fueras– ¡AzafaaaaaaaaaaaaataaaaaaaaaaaaaaA!


Una señorita azafata apareció de inmediato y pegó la orejica a la puerta que le señalaba el mongolico ese que ya le estaba dando el viaje, pero en cuanto escuchó aquél sonido corrió de nuevo hacia el pasillo preguntando a diestro y siniestro si había algún medico por allí que creía que a alguien le estaba dando un infarto en el baño.
Apareció de nuevo acompañada de un señor muy majete que se identificó como ATS en excedencia por asuntos propios, este, al ver que la puerta estaba cerrada a cal y canto, empezó a darle unas coces a la puerta que ni un asno con estrés post-traumático.
Gerardo, la mar de entretenido, se había olvidao por completo del mojón que ya había asomado la cabezica hacía un rato.
El ATS tiró la puerta abajo y vieron que dentro había un enano idéntico a uno de los Hobbits del “Señor de los anillos” con pinta pocha, al menos ya se había callao el canso. El ATS le tomó el pulso y dijo que había muerto, iba a santiguarse y a rezar un rosario, cuando la azafata que había hecho un curso de primeros auxilios cuando estudiaba FP dijo que el corazón le hacía más ruido que el coche de un tunero y que muerto como que ni de coña. De nuevo el puñetero enano empezó a emitir el desagradable sonido como dándole la razón a la azafata.
De pronto apareció frente al baño un moro canijo con pelucón de reinona y observó el percal con sumo interés.


 - Mara lo que te digo catalán, el enano cristiano se está ahogando, por Alá haz algo pero ya o si muere aquí mismo


El ATS agarró al enano como si fuera un saco patatas, se adhirió a su espalda como una lapa y lo puso mirando pa la meca, de pronto empezó a apretarlo como si fuese una muñeca hinchable de gama alta perdida en un presidio. Gerardo pensó que no era lugar ni momento pa guarradas como esa pero no dijo nada porque el morbo le podía. De pronto, el hobbit escupió una bolsita plástico pequeñica rellena de alguna extraña sustancia que voló por los aires como una mosca cojonera. El morito la cazó al vuelo como un experto jugador de beisbol y, tras comprobar de un rápido vistazo que estaba repletita de pellote, la escondió en un bolsillo del pantalón a la velocidad de un rayo.


 - ¿Qué era eso? - Preguntó la azafata
 - ¿Queeeeeeé, cristiana? Yo no he visto nada siñorita, morito solo miiiira, solo miiiira pero no compra


El moro se fue por donde había venido y el ATS acompañó al puto enano hasta su asiento.
La enfermera se acercó a Gerardo y le dio mil gracias porque según ella acababa de salvar la vida de un pasajero. Como gesto de agradecimiento tuvo el detalle de invitarlo a visitar la cabina del piloto. Gerardo, ante la emoción, olvidó tanto su mareo como el hecho de que acababa de cagarse encima y aceptó la invitación con una sonrisita de oreja a oreja. Emocionado, acompañó a la azafata hasta la cabina del piloto, ni ella, ni el resto de pasajeros: desde los chinos, hasta el obeso, desde el calvo de silla ruedas a la choni preñada, ni el ATS, ni el chulipandi, ni la “pecas esposada”, ni el morito, ni el puñetero enano con cara de Hobbit se podían imaginar lo peligroso que podía ser que aquel niño de nombre Gerardo Putas (“pa servirle”) pudiese llegar a acercarse aunque fuese un momento a los mandos de aquel avión.
Los pasajeros del vuelo 815 de Oceanic estaban realmente “Perdidos” y ante todo bien “Jodidos”.



Fin de la primera temporada.

1 comentario:

arancha dijo...

jajajajajajajaaaaa... el que estas jodidisimo eres tu, pero me encanta!!!genial ese final!! y gracias por dedicarmelo, que ilu y que honor!!! Un besazo!!

*****ARANCHA***** (o la chica que niega los ultimos 5 minutos del final de lost)